El Divorcio
EL DIVORCIO NO ROMPE EL SISTEMA FAMILIAR, SÓLO LO HACE MÁS COMPLEJO.
Culturalmente los votos matrimoniales contienen una promesa de mutuo compromiso para permanecer casados. El compromiso es tomado como un lazo eterno y que cada parte está destinada a hacer lo mejor de él, por ello el ser divorciado lo hace como algo fuera de lo socialmente establecido. El "vivir felices para siempre" es algo que se debe construir con cariño, consideración, comunicación, preocupación, juego, espontaneidad, resolución de los desacuerdos y con muchos otros complejos ingredientes quizá si cada cónyuge tuviera la suerte de provenir de una familia donde sus padres estuvieran razonablemente bien emparejados, entonces, sería posible que tengan modelos sólidos para imitar, sin embargo, son demasiado pocas las personas que provienen de familias sanas, con respecto a la funcionalidad o disfuncionalidad, Minuchín (1984) enfocado a la teoría sistémica afirma que "la funcionalidad o disfuncionalidad de la familia no depende de la ausencia de problemas dentro de ésta sino, por el contrario, de la respuesta que muestra frente a los problemas; de la manera como se adapta a las circunstancias cambiantes de modo que mantiene una continuidad y fomenta el crecimiento de cada miembro". Cuando los elementos no cuentan con los mecanismos de afrontamiento ante los conflictos consideran como huida una separación, no siendo solo la separación de la pareja, también se incluye la de los hijos con algunos de los cónyuges. Se habla del divorcio de la pareja, pero si los problemas de uno de los miembros afectan a todos, el proceso de divorcio también lo han de vivir los hijos hacia alguno de los padres.
Considerando lo anterior Bohannan (1973) (citado en “Perspectivas acerca de la pareja humana” (1998)), nos menciona que el divorcio es una experiencia personal traumática y como un fenómeno social de magnitud creciente, la forma más usada de manejarlo es negándolo o incorporarlo lentamente en la conciencia para manejarlo fácilmente. Pues bien el individuo que pasa por este proceso de acuerdo a Weisman (1975) (citado en el mismo texto) formuló 5 etapas de crisis emocional en el proceso de divorcio: negación, pérdida y depresión, rabia y ambivalencia, reorientación del estilo de vida e identidad y aceptación de un nuevo nivel de funcionamiento.
El proceso de cada individuo es continuo, de interacción e intercambio con su contexto, recibiendo, interpretando e interactuando sobre la información recibida, y al hacerlo, creando un nuevo patrón de información que efectúa cambios en el campo como un todo.
Las relaciones entre el individuo y el contexto son constantemente modificadas como resultado de este intercambio: el individuo es solo un elemento en un todo cambiante que genera el divorcio. La relación crucial entre el individuo y el contexto es reflejada en el patrón de aprendizaje y ajuste mutuo, si esto es bien desarrollado el campo de relaciones es armonioso, donde el ajuste sea bajo y buscando la adaptación en la restructuración de la familia debido a que los elementos que aun lo componen proporcionan los vínculos afectivos, emocionales y relacionales imprescindibles para el bienestar y la satisfacción de sus miembros. El mantenimiento de estos vínculos se convierte en prioridad para el sano desarrollo, puesto que son un factor protector para el sujeto en todas las etapas del ciclo vital, reduciendo su vulnerabilidad frente a los factores culturales estresantes, emocionales y de cualquier naturaleza y permitiéndole hacer frente a los mismos con mayor capacidad de afrontamiento.
En la actualidad culturalmente se comenta que quienes sufren las consecuencias son los hijos, las reacciones que causen en ellos dependerá de las experiencias de vida, de la edad en la que se encuentren, temperamento, desarrollo cognitivo, su competencia social y el soporte emocional con el que cuente de familiares y amigos.
Considerando lo anterior de acuerdo a, Stern y Manocherian (1989) nos mencionan las posibles reacciones de estos hijos con respecto a su edad:
Hijo de 3-6: como aun no tiene una conciencia permanente de lo que es la realidad, puede desarrollar sentimiento de culpa e incluso regresiones tales como: mojar la cama, ansiedad, problemas de sueño, agresividad, por mencionar algunos.
Hijo de 6-8: posiblemente tenga la fantasía de que haya una reconciliación entre sus padres, problemas en el rendimiento escolar, trastornos de concentración, de sueño y cambios conductuales.
Hijo adolescente: puede presentar depresión y le genera angustia el pensar que ha de crecer con rapidez, quizá se vea modificado el rol que jugaba, puede iniciarse en el abuso del alcohol e incluso un inicio de relaciones sexuales prematuras.
Lo anterior no se generaliza, como resultado del divorcio en las familias, siempre se oye hablar de las consecuencias desfavorables en los padres y los hijos, sin embargo lo que causa dolor y sufrimiento en ellos no es el divorcio en sí mismo, si no la manera en como los padres hayan decidido llevar este proceso y posterior a ello como se reorganicen. No todas las familias que pasan por una separación y divorcio ha de necesitar de ayuda externa algunas de ellas son capaces de reorganizar sus relaciones y hallar medios eficaces para que ambos progenitores continúen involucrados con los hijos.
Los esposos o en este caso quienes fungen como padres podrían dejar de vivir juntos e incluso dejar de serlo, pero seguirán siendo padres para siempre de acuerdo a la perspectiva de cada uno de ellos. Pese a que se tengan diferencias de características personales del padre o de la madre, son las figuras que el hijo tiene, por lo tanto las conductas de ellos están estrechamente relacionadas con el futuro de sus hijos.